sábado, 27 de agosto de 2011

EL VIEJO MARINERO (Para reflexionar)

Jorge Valverde León

Una pareja de jóvenes paseaba por la playa después de varios días de impresionantes tormentas. El mar se había agitado demasiado; la olas y la subida de la marea habían llenado la orilla de desafortunadas criaturas marinas. Los desechos de vida eran tan abundantes que la pareja apenas tenía sitio para pasear: medusas, caracolas, estrellas de mar y otros animales cubrían la playa.

Al avanzar en su paseo vieron en la costa a un anciano hombre de mar entrando y saliendo del agua. Se detuvieron a observar su curioso comportamiento. El hombre se agachó y cogió uno de esos animales marinos. Lo sostuvo suavemente entre sus manos, lo depositó en el agua y lo devolvió al mar.


La pareja empezó a reír. Cuando se acercaron al anciano le preguntaron: "qué está usted haciendo anciano? ¿No ve lo inútiles que resultan sus esfuerzos? La orilla está cubierta con miles de criaturas muertas o agónicas. Sus esfuerzos no cambiarán nada".


Sin decir nada, el hombre recogió un pequeño pulpo que parecía estar muerto. Lo sostuvo cuidadosamente en sus manos y se metió otra vez al mar, como si ignorara a la pareja. Colocó el pulpo dentro del agua con ternura, quitándole la arena y las algas que lo cubrían y que se enredaban entre sus tentáculos. Lentamente bajó sus manos y dejó que la pequeña criatura volviera a sentir la caricia del mar. El animalito extendió sus tentáculos al percibir su entorno familiar. Suavemente, el anciano sostuvo al pulpo hasta que éste tuvo fuerzas suficientes para impulsarse por sí solo y marchar. El hombre de mar permaneció de pie mirando; una leve sonrisa se esbozaba en su rostro ante el placer de ver otra criatura a salvo.




Sólo entonces se dio la vuelta y se dirigió hacia la orilla. Levantó la vista, miró a la pareja directamente a los ojos y dijo: "¡Seguro que para ese pulpo sí que han cambiado las cosas!".


Cualquier esfuerzo que hagamos para salvar una vida, por más insignificante que la consideremos, vale la pena. Un acto de bondad, un solo acto, puede ayudar a cambiar al mundo. Y si sumamos todos los actos bondadosos que hagamos ¿no creen que estamos ayudando a mejorar este mundo? ¿No sería bueno ir preparando con amor la tierra que dejaremos como herencia a las futuras generaciones?


Supongo que estarán de acuerdo conmigo, así que l@s invito a efectuar nuestro  acto de bondad del día, y así todos los días, hasta que se vuelva consustancial a nosotros.



¡UN FELIZ FIN DE SEMANA!
Jorge Valverde León

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