martes, 6 de septiembre de 2011

LA MEMORIA (Cuarta parte)

Jorge Valverde León

Continuando con la serie de artículos sobre la memoria, hoy tratamos sobre

El Reconocimiento

Consiste en la identificación del estímulo que produjo la impresión; por ella adquirimos una especie de familiaridad con los objetos, fenómenos o situaciones vividas anteriormente por nosotros. Nos damos cuenta que lo producido en la memoria es algo que efectivamente pertenece a nuestra experiencia psíquica pasada; de este modo, lo reproducido se presenta no como algo que apenas se conoce, sino más bien como algo que se RECONOCE.

Los grados de exactitud y rapidez de reconocimiento pueden ser distintos según el grado de semejanza que haya entre los nuevos y viejos estímulos. El recuerdo verdadero se caracteriza por el reconocimiento; vale decir, que la imagen evocada se nos aparece como algo conocido, siendo, por lo tanto, diferente de lo nuevo. Pero además de este reconocimiento del recuerdo, existe otro: es el que ocurre cuando nos encontramos frente a un objeto o persona conocidos.

Algunos filósofos, Bergsnon entre otros, señalan que nosotros podemos reconocer un objeto exitosamente cuando podemos servirnos de él, cuando conocemos su uso y podemos utilizarlo. Esto quiere decir que en presencia de dicho objeto somos capaces de ejecutar aquellos movimientos habituales que nos conducen a emplear ese objeto adecuadamente, y ante una persona conocida sabemos qué actitud asumir, ya sea acercándonos o alejándonos de ella. 

Según esta doctrina, el sentimiento de familiaridad o de lo ya conocido, no será otra cosa que la impresión de algo habitual, originada en la facilidad con que ejecutemos ciertos movimientos con fines prácticos.