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Jorge Valverde León |
"Nuestro lenguaje forma nuestras vidas y hechiza nuestro pensamiento".
Albert Einstein.
Hace unos días, una muy querida amiga en la red social QuePasa, me envió un mensaje en el que me decía que a veces se ponía como derrotada; que había días en que no se sentía capaz de enfrentar la dura lucha por la vida; y que su única razón de seguir batallando eran sus hijos. Le envié unas palabras de consuelo desde el fondo de mi corazón.
Hace unos días, una muy querida amiga en la red social QuePasa, me envió un mensaje en el que me decía que a veces se ponía como derrotada; que había días en que no se sentía capaz de enfrentar la dura lucha por la vida; y que su única razón de seguir batallando eran sus hijos. Le envié unas palabras de consuelo desde el fondo de mi corazón.
En este lunes 5 de diciembre, quiero compartir esta
reflexión que me ha surgido viendo un documental de la invasión nazi a Gran
Bretaña.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas y fuerza aérea de Hitler
bombardeaban Inglaterra, con tal crueldad y precisión que el pueblo inglés,
constantemente asediado, por momentos iba perdiendo la moral y la confianza;
iba entrando en un estado de pánico y de total derrotismo. En esas
circunstancias tan demoledoras, surgió la figura incontrastable de Winston
Churchil, el gran estadista y estratega británico.
Churchil acometió la dura tarea de defender a su patria y a su pueblo. Una
de las armas que utilizó fue la PALABRA ARENGADORA a través de la radio.
Constantemente le hablaba a su pueblo diciéndole “¡NUNCA, NUNCA TE RINDAS!”. Estas palabras: “Nunca…Nunca…Nunca te rindas "
actuaron como superlativo estímulo. Los
ingleses recuperaron su coraje y voluntad de ganar, más allá del desastre y
tragedia de su país. Estas palabras
poderosas resonaban en las conciencias "magulladas" por los
sufrimientos de los ataques aéreos. Sin embargo, gritando, expresando con
fuerza y determinación " Nunca…Nunca…Nunca te rindas… ". Churchill
supo devolver la chispa de voluntad para no
rendirse. Las miradas antes abatidas se levantaron irradiando dignidad, las
" almas humilladas” volvieron a ser valientes.
La vida a veces, está plagada de dificultades, de trampas, de tropiezos, de obstáculos, de retos, de desafíos. Tú como yo nos enfrentamos a " golpes duros”. Pero, cuando sientas que estás pasando por un infierno, que estás a punto de desfallecer, que no puedes soportar más, recuerda las palabras mágicas que permitieron a un pueblo entero hacer frente a las peores experiencias de la vida. Grábatelas en la mente y repítelas constantemente, porque estoy seguro que obrarán milagros en tu vida.
RECUERDA: “NUNCA…NUNCA TE RINDAS!
Con cariño:
Jorge Valverde.
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